"Vista de Toledo" por Lazarillo de Tormes
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Cada vez que visitaba el Museo Metropolitano de Arte en Nuevo York, iba a ver el magnifico cuadra, "Vista de Toledo," pintado en el siglo XVI por El Greco, y cada vez vela algo nuevo, misterioso. Úlimamente, un estudio de la novela picaresca, Lazarillo de Tormes, me ha llamado la atención a esta ciudad de Toledo donde vivía el tercer amo de Lazarillo, el famoso escudero de "razonable vestido, bien peynado, su passo y campás en orden." El escudero del tercer Tractado pudiera demostrar la dualidad de esta "insigne ciudad," en las palabras de Lazarillo. El exterior de Toledo parece bien tranquilo, pero en realidad tiembla adentra con la vida diaria de la plaza del mercado; de las actividades de las lavenderas trabajando junta al rio; de los padecimientos de los pobres; y de las "aventuras y adversidades" de un huérfano llamado Lazarillo que busca comida, un amigo y un amo.

El cuadra El Greco es surrealista y espiritual. La novela, realista, satírica, nos conduce por medio de su héroe a observar lo que existe detrás de las líneas trazadas por El Greco.

Nos damos cuenta en la primera página de que hay algunas personas buenas allí: "Con ayuda de las buenas gentes, di canmigo en esta insigne de ciudad de Toledo ... siempre me dauan alguna limosna." (p. 147) Después de encontrar al nuevo amo, los dos caminan por el pueblo, por "las plaças donde se vendía pan." (p. 149) Pasan más tarde por "la larga y angosta calle" (p. 164), que se ve trazada en el cuadro. Entran en la "yglesia mayor." Seguro que es la misma catedral que se destaca contra ese cielo nublado pintado por el artista. Menciona Lazarillo las gentes. El Greco pinta una ciudad sin gente, y nosotros los lectores del Lazarillo nos preguntamos por qué séria eso; ¿qué efecto logra el artista, mostrándonos esta escena tan desierta de vida?

El reloj de Toledo toca la una al momento que llegan los dos nuevos amigos a la casa del escudero, la cual llama Lazarillo "la casa encantada" (p. 152) Aunque veremos que no tiene "ni tajo. ni banco, ni mesa," el escudero con gran ceremonia saca una llave para abrir la puerta. Se preacupa mucho por estar seguro de que Lazarillo tiene las manos limpias. ¡No imparta que no haya nada que comer! Lazarillo la escribe asi: "¿Quien encontrará acquel mi señor que no piensa, según el contento de si lleua auer anoche bien cenado y dormido en buena cama y, aunque agora es de mañana no le cuenten por muy bien almorzado?" ¡El hambre interior del escudero surge al exterior cuando se da cuento de que Lazarillo posee algunas migajas de pan! Sigue, preocupado con el exterior, preguntanda "si el pan fue amassada de manos limpias." Y su afán por las apariencias se ve en la ceremonia de preparar la cama. "Maço, párate allí y verás como hazemos esta cama. (156) ... Hezimos la negra cama," dice Lazarillo. "Y sobre aquel hambriento colchón vn alfamar del mismo jaez, del qual el color yo no pude alcançar." (p. 157)

Aprendemos dos hechos interesantes acerca de la ciudad en este párrafo. "Andan muchos ladrones que siendo de noche capean," y "de equí a la plaça hay gran trecho." Toledo está lleno de peligros y el centro queda lejos de la casa del escudero. Por eso, mejor es no salir a buscar comida, y añade el escudero, "Viuirás más y más sano porque no hay tal cosa en el mundo por uiuir mucho, que comer poco." Lararillo no está muy contento con estas advertencias del escudero.

Llegada la mãnana, vuelven a limpiar las "calças y jubón y sayo y capa." Aún saca una espada del "taluarte," diciendo, ¡"No hay marco de oro en el mundo por que yo la diesse!" (159-60) Sale a la calle, bien vestido "echando la capa sobre el hombro y a vezes so el braço y poniendo la mano derecha en el costado ... diziendo," que Lázaro debe mirar por la casa, hacer la cama y buscar agua en el río.

¿Será este río el mismo que vemos en el cuadro de El Greco? ¿Serviría este rio para la vida práctica del pueblo? Vemos que sí; este Río Tajo es el mismo sitio donde se congregan las lavenderas para chalar y trabajar. Y allí va Lázaro a buscar agua para tomar. El Greco pintó agua espiritual, casi que parece que no tiene fondo, agua tranquila, que no se mueve.

Los pobres de Toledo sufren en este año de la novela, a mediados del siglo XVI, o, más temprano (según Otis Greene, en 1525). "En este pueblo no auía ciudad ni el año fuesse muy abundante" (p. 168) Y en la página 179, leemos que "el año en esta tierra fuesse estéril de pan, acordaron el ayuntamiento que todos los pobres extrangeros se fuessen de la ciudad, con prégon que el que de allí adelante topassen fuesse puñido con açotes. Y assí, executando la ley, desde a cuatro días, que el pregón se dio, vi lleuar una procesión de pobres açotando por las quatro calles. Lo cual me puso tan gran espanto, que nunca osé desmandarme a demandar."

Así examinando "los cuatro calles" de la pintura, podremos imaginar estos "extrangeros" saliendo de Toledo. ¿Será que el extranjero, El Greco, hubiera leido este "Tractado III" donde se describe hecho tan cruel? ¿Será por eso que él haya pintado ese cielo amenazante y una ciudad sin vida? Ya para año 1560 Felipe II habla trasladado la capital de España de Toledo a Madrid; y Toledo, en días antaños el centro de tolerancia de tres religiones, cambiaba y declinaba.

El muchacho siendo "extrangero" no se atreve a salir a buscar comida, pero "a mi diéronme la vida vnas mugercillas hilanderas de algodón que hazían bonetes." Aquí una industria revelada y una simpatia de unas pobres por otro. Pero siguen hambrientos, Lazarillo y su amigo, el escudero; a pesar de esta situácion, el hidalgo "tomaua vna paja, de las que aun assaz no auía en casa, y salia a la puerta escaruando los dientes que nada entre sí tenian." (p. 181)

Cejador cita unas líneas del Cancionero de Sebastián de Horozco que demuestran que nuestro escudero es típico de otros de esa época,

			"Y los negocios van tales
		        Que se ha tornado escudero
			Y sobre todos sus males
			No hay en casa seis reales."
			"Vos también, pobre escudero
			Que vivió siempre en miserias."
			  (Nota 2, p, 178)
Al fin de este Tractado III tan rico en detalles de la vida diaria de una época de Toledo, sufrimos con Lazarillo la indignidad de ser arrojado de una casa, como aún pasa en nuestros días. Ya el escudero, huyendo de la realidad, he desaparecido, dejando al muchacho solo con el alguacil, el escribano y las personas que demandaban el acquiler de la casa donde vivía el escudero. Otra realidad detrás del cuadro.

"La Vista de Toledo" desde el Lazarillo de Tormes revela unas verdades que existen todavia en el siglo XX; las realidades de la pobreza y de la injusticia desgraciadamente aún florecon al lado de las riquezas y la hermosura en muchas partes del mundo en 1971.

                                                                  Esther Odell Hays
                                                                       Zeta Kappa
Se reflere a la édicion de la vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades, édicion, introducción y notas de Julio Cejador y Frauca. Madrid: Espaca-Culpa, S.A., 1969.

Los citos con números de páginas se hallarán en esta edición de Burgos, publicada por Esposa Calpe, "Classicos Castellanos'.

Véase también: Green, Otis H., Spain and the Western Tradition, the Castilian Mind in Literature from EL Cid to Calderon, Vol. I-IV, Madison and Milwaukee: University of Wisconsin Press, 1965.

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